En principio, los datos indican que el gobierno estaría logrando el objetivo de trabajar el comercio exterior en una especie de modalidad “just in time”, tratando de calzar los dólares que entran de los exportadores con los dólares que salen.

La carrera por equilibrar el balance de entradas y salidas del comercio exterior había comenzado el 29 de mayo de este año, cuando el Banco Central que conduce Miguel Pesce dispuso la Comunicación 7030. En ese momento, la autoridad monetaria había detectado que debido al incremento de la brecha cambiaria y las perspectivas de una devaluación los exportadores demoraban la liquidación de divisas mientras que los importadores anticipaban compras de insumos necesarios para la producción.

La Comunicación 7030 actuó por el lado de la demanda de dólares. Se establecieron límites de hasta u$s 1 millón para las compras y se determinó que las empresas con deudas en el exterior (unas 20 firmas) deberían refinanciar el 60% de los créditos tomados fuera del país. Solo se les vendería 40%.

No obstante, el dato negativo es que desde el punto de vista de las “entradas y salidas de caja” el superávit se viene achicando, más allá de que al final del recorrido haya un saldo a favor. De acuerdo con el BCRA, en junio hubo un superávit “de caja” de u$s1.954 millones; julio, u$s 1,057; y en agosto u$s 365 millones.

Si se analiza lo que viene ocurriendo en 2020, en los primeros nueve meses del año, el INDEC reportó ventas al exterior por u$s41.940 millones, mientras que registró compras por u$s 30.378 millones. El superávit declarado hasta ese momento es de u$s11.562 millones. Pero si se toma lo que realmente entró y salió por el mercado de cambios, los cobros fueron por u$s 37.528 mientras que los pagos fueron por u$s30.457 millones. El saldo a favor de billetes dólares disponibles por el BCRA se achica a u$s7.071 millones. Las importaciones están casi en sintonía con las declaraciones de la Aduana. Pero la diferencia entre exportaciones declaradas y cobradas es de u$s 4.491 millones en los primeros nueve meses del año. El mismo cálculo hecho hasta agosto daba una diferencia de u$s 4.130 millones, lo que implica que hubo un deterioro u$s361 millones.

Los datos dejan expuesta además la falta de financiamiento que soportan los importadores. En los primeros nueve meses del año pasado habían declarado compras por u$s34.168 millones, pero habían pagado solo u$s23.911 millones. Habían conseguido crédito comercial por u$s10.557 millones.

En cambio, los exportadores habían vendido por u$s42.176 millones y cobrado u$s 41.649 millones, lo que implica que habían otrogado crédito por u$s527 millones. De modo que para esta altura del año en 2019 había un crédito comercial para la Argentina de u$s10.000 millones que este año no están.

Por fmluzucom

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