En las primeras horas del lunes pasado, cuando Nicolás Maduro anunció por redes que todos los diplomáticos de Argentina y de un grupo de países acreditados en Venezuela que no reconocieron su escandalosa reelección debían irse de ese país en un plazo de 72 horas, un fuerte temor se hizo realidad en el gobierno argentino: aunque Javier Milei se mostraba dispuesto a romper todo con la dictadura en las primeras horas de ese lunes 29, los seis colaboradores de la opositora María Corina Machado asilados por su disposición en la residencia argentina en Caracas imponían un baño de realidad a los libertarios.

En esas horas de desesperación, la Rosada debió recurrir a la canciller Diana Mondino y a su equipo para que se remontara una dura crisis diplomática que se complicaba además por los seis disidentes venezolanos que estaban en la residencia argentina de Caracas y que el encargado de negocios, Andrés Mangiarotti tuvo que evacuar este jueves con todo su personal diplomático adentro.

Clarín publica ahora en exclusiva la carta del régimen chavista chavista a la Argentina con su última negativa a darle un salvoconducto a los seis asilados venezolanos, tal como lo venía pidiendo la Argentina y lo volvió a intentar ese lunes 29 cuando la dictadura echó a los representantes de los países que no habían reconocido la autoproclamación electoral de Maduro.

La canciller Mondino le propuso a su contraparte venezolana, Yvan Gil, traerlos al país con el grupo de diplomáticos argentinos que evacuaron la embajada. Pero para ello había que garantizarse que los vehículos del traslado del personal de este país no sería asaltado por las fuerzas chavistas si llevaban consigo a los seis refugiados disidentes del régimen. La misma salida de Mangiarotti, los otro cuatro diplomáticos de Argentina más sus familias en un grupo que totalizaba 14 personas, debieron salir escoltados hacia el aeropuerto internacional de Simón Bolívar, este jueves, en una caravana de blindados con chapa diplomática -es decir inviolables- provista por Brasil, México e Italia.

La carta del régimen que Clarín obtuvo la difundió la misma Caracas entre otros diplomáticos de terceros paíse. Fue la respuesta a la Cancillería argentina que le pidió que dejara venir al país a los seis disidentes venezolanos que estaban a cuidado de Mangiarotti.

Exclusivo: La nota por la que Maduro negó el
último salvoconducto para los seis asilados de Argentina en CaracasExclusivo: La nota por la que Maduro negó el
último salvoconducto para los seis asilados de Argentina en Caracas

La carta de la cancillería venezolana llegó cuando a la hora que ya se habían montado apuradas negociaciones que duraron tres días y que terminaron con el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva aceptando la representación de los intereses argentinos en Caracas.

Para entonces Mondino había consultado desesperadamente al equipo con que elaboró el plan: además de Sahores, el jefe de Gabinete, Federico Bartffeld, que tiene la lapicera de toda la parte operativa administrativa; el subsecretario de Asuntos Americanos, Mariano Vergara y la de Relaciones Exteriores, Marcia Levaggi. Y en Brasilia, el embajador Daniel Raimondi se tuvo que empezar dedicar a la negociación sobre la embajada argentina en Venezuela y los asilados, cuando preparaba la visita a la Argentina del ministro de Energía de Lula, Alexandre Silveira, quien llegará este lunes para empezar a negociar el gasoducto que quieren los brasileños en su territorio y que sale desde Vaca Muerta.

¿Qué es lo que pasaba?

Desde el 20 de marzo pasado cuando los máximos colaboradores de MCM fueron recibidos en la residencia argentina del barrio de Las Mercedes, primero como “huéspedes” de Argentina, y luego recibieron la categoría de “asilados”, el gobierno de Milei le fue pidiendo a Maduro que les diera un salvoconducto. Esas seis personas están sujetas a prisión si pisan la calle porque hay una orden de la fiscalía de detenerlos desde marzo pasados, acusados de un supuesto “complot”.

El régimen siempre se los negó y a decir verdad, la Presidencia tiene modos incendiarios en relaciones exteriores que después debe reparar la diplomacia en un duro oficio de hacerlo sin cambiar los lineamientos del Ejecutivo.

Ahora que los diplomáticos tenía apenas 72 horas para irse y sin tener resuelto qué hacer, el equipo de Mondino le pidió que le enviara a la cancillería de Yvan Gil un pedido para traerlos con Mangiarotti, que era prácticamente un reclamo distinto de salvoconducto. Entonces se les envió la nota verbal invocando el artículo XIX de la Covención para el asio que dice así: “Si por causa de ruptura de relaciones el representante diplomático que ha otorgado el asilo debe abandonar el Estado territorial, saldrá aquel con los asilados. Si lo establecido en el inciso anterior no fuere posible por motivos ajenos a la voluntad de los asilados o del agente diplomático, deberá éste entregarlos a la representación de un tercer Estado Parte en esta Convención, con las garantías establecidas en ella. Si esto ultimo tampoco fuere posible, deberá entregarlos a un Estado que no sea Parte y que convenga en mantener el asilo. El Estado territorial deberá respetar dicho asilo.”

¿Qué contestó el régimen?

En la respuesta que dieron los venezolanos y que Clarín publica aquí, primero recuerdan con una insólita amabilidad que echaron a Mangiarotti y a los otros cuatro diplomáticos que estaban acreditados hasta el lunes pasado en Venezuela, y luego dicen que, “en respuesta a su nota verbal MREV Numero 135 – 2024 del día de hoy, 29 de julio de 2024, aclara que la medida soberana tomada por nuestro Grobierno mediante la presente Nota Oficial atañe solo al personal argentino de esa Misión Diplomática, quienes contarán con todas las garantías para su retiro inmediato del territorio nacional y no posee vinculación alguna con la presencia de ciudadanos venezolanos asilados en esa Misión Diplomática desde el 20 de marzo de 2024; por lo que constituye una situación administrativa que debe resolver esa Embajada, sobre la base del principio de extraterritorialidad respetado por la República Bolivariana de Venezuela y consagrado en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.”

Esa fue la respuesta que obligó al gobierno argentino a salir de emergencia a buscar un “Plan B” para los asilados en países como Italia, España, Países Bajos, e incluso México y Colombia y terminó finalmente con un pedido a Lula para que no sólo representara los intereses argentinos en Caracas -la bandera verde y amarillo flamea en la embajada argentina y en la residencia- sino de los seis venezolanos que seguirán siendo asilados de argentina pero bajo resguardo de Brasil.

Estos son: Magalí Meda, Cladia Macero, Pedro Urruchurtu, Humberto Villalobos, Omar González, Fernando Martínez Mottola.


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