Uno de los principales desafíos para fortalecer un BPD es ampliar y profundizar su base de financiación. No se puede pretender que el BPD otorgue mayor financiamiento a empresas y proyectos de infraestructura, a menor tasa de interés y a más largo plazo, si no somos creativos en mejorar, a su vez, su propio fondeo. Existen, al menos, cinco formas principales para financiar a un BPD.

En primer lugar, mediante su recapitalización con aportes del Tesoro. Esta estrategia tiene la ventaja de que es directa y fácil de implementar. En esta alternativa, el Tesoro emite Letras y bonos, y luego con el recaudado recapitaliza al BPD. Otra ventaja de esta estrategia es que permite otorgar créditos a más largo plazo y subvencionar la tasa de interés de los créditos del BPD si el Tesoro está dispuesto a no exigir que se le devuelvan ganancias alineadas con el costo y madurez del fondeo del Tesoro. La desventaja de esta estrategia es que depende de recursos fiscales, que pueden ser escasos.

En segundo lugar, mediante préstamos internacionales de bancos multilaterales de desarrollo (BMD). Esta estrategia también tiene la ventaja de que es directa y fácil de implementar si estos BMD ofrecen esos fondos. La desventaja es que ese fondeo es en dólares y eso genera riesgos cambiarios y de crisis de balanza de pagos en caso de que el BPD otorgue financiamiento a empresas y proyectos de infraestructura que están orientados al mercado doméstico, y no aumentan la capacidad exportadora del país. Esta es la principal conclusión de mi trabajo de investigación “Riesgos cambiarios y de crisis de balanza de pagos en la arquitectura global del financiamiento del desarrollo”, que tuve el honor de presentar como investigador y panelista en el mencionado evento Finance in Common Summit.

Una tercera opción es el financiamiento que se genera con los depósitos de las empresas en el BPD. La ventaja es que es muy barato, ya que los depósitos no pagan interés. La desventaja es que hay que lograr que las empresas mantengan sus depósitos en el BPD, lo cual no es tan simple ya que los BPD, por lo general, no trabajan con depositantes minoristas y cuentas sueldo. En cuarto lugar, mediante el préstamo de ganancias retenidas y no distribuidas. Estos fondos obviamente son baratos, pero si el BPD ha otorgado financiamiento a baja tasa de interés, los fondos disponibles por esta vía serán escasos. Más aun si el BPD es pequeño.

Finalmente, está el financiamiento del BPD mediante la emisión de obligaciones negociables (ON) del BPD en el mercado doméstico. Esta estrategia tiene la ventaja de independizar la política crediticia del BPD de la política fiscal del Tesoro. Esto es especialmente importante en circunstancias como la actual donde se busca bajar el déficit fiscal, y por ende las posibilidades de recapitalizar el BPD con fondos del Tesoro, pero al mismo tiempo hay una gran necesidad de financiar proyectos de infraestructura muy necesarios para el crecimiento a mediano y largo plazo. Sin embargo, esta estrategia tiene la desventaja de que es necesario emitir ON a una tasa de interés de mercado, lo cual puede encarecer, a su vez, el financiamiento del BPD. Además, es necesario que los bancos, fondos comunes de inversión, aseguradoras, etc. tengan voluntad y capacidad para comprar esas ON.

Para reducir la primera desventaja de la alta tasa de interés, una solución es que el BPD acepte un mayor descalce de plazos y riesgo de refinanciación. Por ejemplo, si el BICE quiere prestar a 5 años y no quiere tener un descalce de plazos, ni riesgo de refinanciación, debería emitir ON a 5 años con una tasa de interés CER+7%. En cambio, el BICE podría emitir ON a un año a tasa CER+1%, y refinanciar estas ON 4 veces. Para reducir los riesgos de refinanciación del BICE, sería importante que el BCRA, BNA y ANSES actúen como prestamistas de última instancia de las ON del BICE.

En cuanto a la segunda desventaja relacionada con la voluntad y capacidad de los demandantes de ON, no sólo es necesario aumentar el ahorro privado en el mercado doméstico, sino que también es necesario aumentar el atractivo de mantener estas ON más allá de la tasa de interés. Esto se puede lograr de varias maneras: otorgar garantía soberana a las ON; permitir que las ON se puedan usar como garantía para cauciones, pases y derivados (dólar futuro); promover la liquidez de mercado de las ON (que haya un mercado secundario líquido, donde sea fácil vender las ON si uno necesita liquidez); y, regulación macroprudencial para bancos comerciales (por ejemplo, permitir integración requisitos de liquidez con ON del BPD y/o relajar los límites de tenencia de ON del BPD).

En conclusión, creo que la mejor estrategia para Argentina es avanzar con estas cinco estrategias, pero hacer especial eje en la recapitalización del BICE, los préstamos de bancos de desarrollo multilaterales y en crear un mercado profundo, y con liquidez de mercado, para las ON del BICE. Además, es importante maximizar la proporción del financiamiento del BICE a empresas y proyectos de infraestructura que aumenten la capacidad exportadora de Argentina.

(*) Investigador Conicet y profesor UNC.


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