A partir de 2012, la Anses comenzó a otorgar créditos a jubilados, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS). Para fines del 2015 (último bimestre), el 2,4% del total del FGS fue para estos créditos, mientras que la mayor proporción era destinada a proyectos productivos o de infraestructura para generar empleo, en un 12,9% del total del fondo. A partir del 2016, se invirtió la composición: para fines de 2019 (cuarto trimestre), a los proyectos productivos se destinaba el 3,7% del total del FGS, mientras que, para los préstamos a jubilados, el 5,2%.

En 2017 se avanzó con un nuevo tipo de préstamo: los créditos Anses se ampliaron para los titulares de la AUH y de las asignaciones familiares. Para fines del 2019, el 3,2% del total del FGS se destinó a estos préstamos, casi en la misma proporción que para proyectos productivos. En el 2017 se destinaron a estos préstamos $18,4 mil millones, en el 2018 fueron 13 mil millones y para 2019, año electoral y recesivo, trepó a casi $20 mil millones.

Por el contrario, la nueva gestión de Anses, comenzó a bajar la cifra de estos préstamos. En diciembre de 2020 fueron $15 mil millones, y el último dato, de marzo 2021, fue de $12,9 mil millones (en moneda constante). Por lo que luego del pico del 2019, el monto total del FGS destinado a estos préstamos fue del 2,2% a fines de 2020, y de 2% en marzo pasado. Además, la Anses buscará dejar de tener un rol de “prestamista”, para volver a la senda del financiamiento de proyectos productivos.

Expertos opinaron que organismos estatales deben avanzar en la inclusión financiera, pero que en el caso de los créditos Anses, falló la implementación. Ignacio Carballo, investigador de UBA y UCA, opinó que el sector público “no puede estar ausente” a la hora de financiar a la base de la pirámide socioeconómica, para generar historial crediticio, y evitar que las familias caigan en prestamistas informales, con tasas usureras y métodos violentos de repago. Sin embargo, aseguró: “Un crédito significa una responsabilidad, pero como las cuotas se cobran de manera automática con la transferencia mensual de la AUH, hace que yo ponga en duda que eso sea un crédito, se parece más a un adelanto. En términos prácticos, le quita toda la impronta de compromiso. Y les cobran tasa de interés por algo que tiene riesgo cero de mora”. Y agregó: “Una persona que incremente sus gastos porque tiene acceso al financiamiento, después va a tener un problema a futuro, cuando le venga la AUH con menor monto. La solución puede ser peor que la enfermedad”, concluyó. José Florito, de Cippec, agregó que la lógica podría ser que el crédito vaya a inversiones de capital, más que a consumo. Para las personas que no llegan a fin de mes hay otro tipo de políticas más útiles, como puede ser la Tarjeta Alimentar”, concluyó.


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Por fmluzucom

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