Su historia horrorizó a millones de personas en Estados Unidos porque utilizaba sus contratos para asesinar y descuartizas a personas por todo el país.
Israel Keyes era un asesino serial que se ocultaba tras sus trabajos en construcción y de delicadas labores en carpintería. Su manera detallista y perfeccionista de culminar sus obras también fueron trasladas en sus atroces crímenes. El estadounidense alarmó a millones de sus compatriotas por su falta de rastros pero fue atrapado por una insólita razón.
El último crimen del norteamericano fue contra Samantha Koening, una joven que trabajaba en un quiosco. Sus últimos indicios fueron las filmaciones en las que el asesino la apuntaba con un arma para robarle y raptarla en su horario laboral. Keyes la llevó a una casa abandonada, la violó, descuartizó y arrojó sus restos a un lago congelado.
Las autoridades lograron atrapar al asesino porque este utilizó la tarjeta de crédito de Samantha para sacar dinero en un cajero. Este hecho atrajo a los oficiales y condujeron al arresto del culpable. La investigación reveló que el joven había cometido delitos similares durante 10 años y que mató a alrededor de 12 personas. Su lista de crímenes también sumó robos y violaciones pero no dejó pruebas de muchas de ellas y no se pudo conocer más tras su suicidio en 2012.
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CBS News
La historia de Israel Keyes, el asesino en serie con una infancia oscura y un extenso historial criminal
El asesino había nacido en una pequeña localidad del estado de Utah y creció en una cerrada familia mormona. Sus padres eran unos supremacistas blancos, odiaban el sistema educativo de la nación e iban a iglesias extremistas, antisemitas y racistas. Esta ideología marcó la vida de Keyes y sus tutores lo mantenían alejado de la sociedad mientras era criado en un contexto de violencia y armas.
El norteamericano se alistó al ejercito a sus 20 años tras no encontrar otra salida laboral. El mismo se retiró con honores en 2001 tras servir en Fort Lewis, Fort Capone y Egipto. En este lapso, sus compañeros lo describieron como una persona tranquila y preservada pero inestable. Ellos remarcaron que los fines de semana se convertía al beber incontables botellas y al escuchar música fascista. Este momento también fue una transformación para Keyes porque rechazó su religión y se proclamó ateo.
El asesino asegura que cometió toda clases de crímenes desde su salida de las fuerzas armadas y hasta 2007 pero que la policía no lograba atraparlo. Su coartada mejoró este último año porque inició su empresa de construcción y sus contratos le permitían viajar por todo el país sin levantar sospechas. En muchas de las regiones dejó víctimas pero las autoridades no podían encontrar conexiones entre ellas. Además que Keyes podía viajar hasta 1000 kilómetros extra para matar a alguien.
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Telegraph
El procedimiento que solía utilizar el asesino era viajar al lugar donde lo habían contratado y alquilar un vehículo. Con este automóvil emprendía otro camino hacia alguna localidad cerca y, entre medio, compraba un “kit de asesinato” por partes. El mismo comprendía de armas, municiones, bolsas de plástico, palas, disolvente y cinta adhesiva. Posteriormente, planeaba una línea de escape y los mejores puntos para tirar sus armas.
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