Lo que de afuera puede verse como un simple rejunte, en la lógica parlamentaria resultó una jugada astuta. En Diputados hay una bancada -rebautizada hace poco como «Encuentro Federal» pero que se conoce como «el bloque de Pichetto»- que integran legisladores de las más diversas ideologías y que resulta determinante en la actual configuración de la Cámara baja.

Aunque son apenas 16, es decir el quinto bloque en número, hace dos semanas se empacaron y no bajaron al recinto por una pelea con el oficialismo. Resultado: la sesión cayó por falta de quórum. Otro ejemplo: fueron los que motorizaron la ofensiva contra el DNU de los fondos para la SIDE, que terminó rechazado.

Bajo el mismo techo, en Encuentro Federal conviven peronistas, socialistas, ex macristas, una referente del GEN, un demócrata cristiano, dirigentes del PRO y un liberal de pura cepa. Otro dato ilustra la heterogeneidad del grupo: en el bloque también hay un poderoso sindicalista.

Los más progresistas

La cohabitación es en sí misma llamativa debido a las diferencias ideológicas y políticas que encarnan. Pero coexisten sin mayores tensiones hace 8 meses mientras en el resto de los bloques mayoritarios las peleas internas son infernales. En Unión por la Patria, el PRO y La Libertad Avanza enfrentan casi a diario el riesgo de fracturas y desgajamientos.

La idea embrionaria de la bancada es atribuida a Emilio Monzó, ex presidente de la Cámara de Diputados y armador nacional del PRO en la campaña que llevó a Mauricio Macri a la presidencia. Tras una serie de cortocircuitos, terminó alejado de Macri. Fue electo de nuevo diputado en 2021 y conformó hasta el año pasado un bloque con Margarita Stolbizer, líder del GEN, dentro del interbloque de Juntos por el Cambio.

Con posiciones intermedias

En diciembre pasado ambos dieron un portazo ante el nacimiento de lo que sería el nuevo bloque. Sumaron al ex macrista Nicolás Massot, al cordobés Oscar Agost Carreño y al entrerriano Francisco Morchio (ambos del PRO), a los peronistas cordobeses Natalia de la Sota, Ignacio García Aresca, Carlos Gutiérrez y Alejandra Torres, el demócrata cristiano Juan Brügge, los socialistas Mónica Fein y Esteban Paulón, el sindicalista del Petróleo Jorge «Loma» Ávila, el peronista disidente Florencio Randazzo y el liberal Ricardo López Murphy.

¿La frutilla del postre? Miguel Ángel Pichetto, que se quedó con la presidencia del bloque.

«Lo que nos une es que no somos ni kirchneristas ni mileistas», sintetiza a Clarín Stolbizer.

Uno de los 16 contó a Clarín que tuvo enormes dudas en sumarse cuando apareció sobre la mesa el nombre de Pichetto, pero que al final por una cuestión de pragmatismo político lo hizo. Igual, ahora aclara: «Tengo que aceptar que es un muy buen presidente de bloque. Todas mis resistencias previas ya se diluyeron por completo. Él es muy respetuoso».

Más cercanos al oficialismo

En la bancada hay muchos peso pesado y, en los hechos, ninguno responde políticamente de forma directa al ex senador. Su rol es de jefe institucional y de negociador con el oficialismo y la Casa Rosada. En el bloque se busca consensuar todo y que todos sean orgánicos de lo que se decide.

Pichetto es del ala mas proficialista: entiende que no se debe obstruir al Gobierno y que se le debe permitir llevar adelante su gestión. Estaba en desacuerdo con no dar quórum en aquella sesión y con bochar el DNU, pero cumplió lo que sus pares habían resuelto puertas adentro.

Igual se mueven con libertad de acción: en la votación del miércoles pasado del DNU, tres de los peronistas cordobeses optaron por ausentarse y una por votar en contra. En el bloque suponían en la previa que Morchio, que es terminal del gobernador Rogelio Frigerio, podía también ausentarse. Pero estuvo y votó en contra del decreto, al igual que otros 12 integrantes de Encuentro Federal.

Responden a Gobernadores

«A diferencia de los otros bloques no nos pone en crisis votar diferente», subraya la socialista Mónica Fein. Y agrega: «Somos una estrategia parlamentaria más que un proyecto político común».

Lo de la estrategia es central. De haber estado todos desparramados en monobloques o bancadas más chiquitas, no les hubiera tocado nada en el reparto (en la jerga legislativa se dice «no dontear») de las cuotas del poder en Diputados, que se distribuyen por sistema D’Hondt.

La propia decisión de no dar quórum el pasado 7 de agosto para hacer caer la sesión que planeaba el oficialismo fue una movida pensada al detalle. «Volteamos la sesión y automáticamente nos subimos el precio», plantea un diputado del bloque.

La bancada llegó a sumar 22 miembros, pero hace unos meses los 6 diputados de la Coalición Cívica se alejaron y volvieron a conformar un bloque propio. Según interpretan algunos de Encuentro Federal, la decisión obedeció a una cuestión de ego.

El corrillo es que Elisa Carrió, líder de la CC, no toleraba que se hablara del «bloque de Pichetto». Aunque desde afuera, los 6 «lílitos» habitualmente siguen jugando en tándem con sus ex compañeros en Diputados.

Problemas para crecer

El bloque intentó crecer. Le propusieron a diputados de otros espacios sumarse, pero hasta ahora no lo consiguieron. Se encuentran con dos trabas: algunos legisladores temen el escrache público que podría producirse de abandonar, por ejemplo, las filas del PRO para sumarse a una bancada distinta.

«Nosotros ya perdimos el miedo. Hasta votamos con el kirchnerismo», bromea Agost Carreño, presidente del PRO de Córdoba.

Se han encontrado con otro reparo de diputados de otros bloques a los que invitaron a sumarse: que el sector no tiene un dispositivo electoral propio con el que competir el año que viene, cuando se renueva la mitad de Diputados.

También negociaron confluir en una nueva bancada con los 8 diputados de Innovación Federal, que responden a los gobernadores de Salta, Misiones y Río Negro. Pero las conversaciones quedaron en la nada. La versión es que la Casa Rosada negoció directamente con los mandatarios provinciales y logró hacer abortar el plan.

Diputados en la sesión del miércoles pasado. Foto: Federico López Claro.Diputados en la sesión del miércoles pasado. Foto: Federico López Claro.

«Al Gobierno le conviene la atomización, operaron para que no fuéramos un bloque más grande», asegura un diputado.

En tres semanas, como máximo el 15 de septiembre, el Poder Ejecutivo deberá enviar a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto 2025. El oficialismo deberá negociar duro para sumar esos 16 votos clave.


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Por fmluzucom

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