La política se mete en la interna de la DAIA: la campaña por presidencia se calienta y hasta refleja la pelea nacional de 2023

Quienes conocen la interna de la dirigencia judía argentina opinan que se viene una interna caliente para estas elecciones de 2024, que culminará en noviembre con la elecciones a presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (la DAIA), brazo político de todas las instituciones comunitarias.

La irrupción, el jueves de uno de los hombres fuertes de la campaña electoral de Javier Milei, Darío Epstein, junto a otro dirigente que estaba con los equipos de Patricia Bullrich en 2023, Enrique “Quique” Chirom sacudió fuertemente la contienda que se acaba de iniciar por la presidencia de la Delegación. Ocurre que, por sus candidatos y demandas, puede reproducir a nivel comunitario el escenario de la contienda nacional argentina de 2023.

Epstein, contador influyente y MBA, fue de los hombres más cercanos al equipo económico inicial de Milei candidato en 2023, pero con el correr de los meses se fue corriendo de la demanda de un ministerio para un Gabinete pequeño. Hoy sigue hablando y es de confianza del mandatario en asuntos económicos, internacionales y de la colectividad, no relacionados a los temas religiosos, que Milei lleva por su propio lado con dirigentes ultra ortodoxos.

Ese costado fuerte de Epstein tiene la dura tarea de arrebatarle al “oficialismo” de DAIA las bases comunitarias que por experiencia en el cargo maneja el hoy vicepresidente 1 de la entidad, Marcos Cohen, quien en julio pasado se lanzó a competir por la Presidencia de DAIA. Pero una de las fortalezas de Epstein es el batallón de jóvenes libertarios que podría tener en las redes como lo tuvo Javier Milei. Epstein promete «renovación» generacional, educación y seguridad.

Tanto Epstein como Cohen mantuvieron en sus respectivas presentaciones un encuentro con periodistas, en los que estuvo Clarín.

“Marqui” Cohen es popular internamente, fuerte entre las instituciones donde es conocido por su actividad comunitaria. Está es una elección indirecta donde las que votan al presidente son las más de 100 instituciones que nuclea la Daia.

Va también con una meta de renovación en la misma lista que gobernó el ahora presidente saliente Jorge Knoblovits, tras dos años en el poder.

Esa una fortaleza para esta lista, pero también es una debilidad porque muchos opositores quieren castigarlo al carismático Knoblovits ya que lo acusan de “jugar para Sergio Massa” aunque en su entorno lo niegan tajantemente. También lo criticaron por haber apoyado explícitamente al juez Ariel Lijo como aspirante a ser juez de la Corte Suprema, pero en eso sintonizó con el Ejecutivo libertario. «Hay que estar en este puesto afirman» en la Daia en referencia a lo difícil que es el cargo.

Le endilgan una mala relación con el Presidente de la Nación desde que le reprocharan que inicialmente la Libertad Avanza no votara la llamada Ley de Duelo por el Aniversario Terrorista a la Amia. Los libertarios, que por Milei tienen fuertes vínculos con la colectividad, y en algún sentido “engañados” por sus colegas en Diputados, ya que les entregaron el proyecto a última hora y metido en una lista enorme de otros que efectivamente no iban a aprobar, terminaron apoyándolos.

Pero los reproches iniciales de la DAIA a Milei nunca habilitaron una mejor relación con la DAIA, que organizó desayunos y charlas con todos los candidatos pero nunca tuvo al líder de la LLA en sus oficinas. En el equipo chico de Epstein se presentaron a su vez Alina Zraibman, Leo Hansman, Alejandro Broitman y Yaco Cohen.

Hay dos hechos que las une a toda la dirigencia y marca un antes y un después en todo: el repudio al barbárico atentado terrorista de Hamas en territorio israelí (1.200 muertos, 250 rehenes), y cuyo aniversario se cumplirá en plena electoral el próximo lunes 7 de octubre.

El otro punto es la lucha contra el fuerte antisemitismo que brotó en el mundo entero tras la guerra sin cuartel que libra Israel en la Franja de Gaza, y que ya se ha cobrado 40.000 muertos más protestas contra el Estado hebreo hasta en aliados históricos como Europa y Estados Unidos.

En Argentina, la convivencia comunitaria entre los distintos credos es reconocida por todos. Pero el creciente antisemitismo tras la guerra de Israel contra el terrorismo preocupa sobremanera a toda la colectividad también en Argentina.

Otro tema que se habla siempre puertas adentro es la estrecha alianza de Javier Milei con el primer ministro Benjamín Netanyahu y en especial a un sector ultra ortodoxo.

Hay quienes están preocupados porque creen que ello puede generar como contrapartida más antisemitismo y quienes por el contrario opinan que ello es bueno para la causa y que por el contrario visibilizó demandas comunitarias como que Hamas fuera declarado grupo terrorista por la Argentina.

Dentro de la comunidad también hay sectores que critican el nombramiento y guía espiritual de Milei, el rabino Axel Wahnish como embajador argentino en Israel. Critican que, por razones personales y familiares, pasa la mayor cantidad de tiempo en Buenos Aires y no en Israel y consideran que para ese puesto se debería haber nombrado en realidad a Julio Goldestein fue en realidad quien le presentó a Milei.

Distinto es el debate sobre el traslado de la Embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén. A toda la colectividad judía le agrada la idea, porque Jerusalén es un fuerte sentimiento espiritual, pero el problema es el cómo. Cuando Milei y su rabino-embajador hablan de instalarla en Jerusalén Occidental como si ello estuviera habilitado porque es donde Israel tiene parte de su gobierno en realidad desconocen el hecho de que para las Naciones Unidas eso es igual un incumplimiento de una resolución que todos los países acordaron y que considera a Jerusalén bajo un estatus especial donde no deberían instalarse embajadas y países hasta tanto no se resuelva la disputa con los palestinos que también la reclaman.