Se trata del viaje solidario número 25 que realiza el Centro de Veteranos de Guerra de Malvinas del Distrito. Un total de 40 toneladas de donaciones serán distribuidas en provincias del norte del país.
El Centro de Veteranos de Guerra de las Islas Malvinas de La Matanza realizó el viaje solidario anual número 25 al norte del país y llevó 40 toneladas de solidaridad a parajes inhóspitos de las provincias de Santiago del Estero y Tucumán.
El Digital
“Esto es como el fútbol”, comenzó Carlos Farina, subsecretario de Veteranos de Guerra de La Matanza. “Empezamos la pretemporada en el mes de diciembre, que es cuando compramos los alimentos que vamos a llevar y comenzamos a recibir las donaciones de ropa y calzado por parte de la comunidad”, explicó a El1 sobre la estructura de la campaña.
Entonces, luego de la “pretemporada”, los Veteranos comienzan la travesía, en general, hacia agosto. El lunes 12 del corriente mes, la camada solidaria emprendió el viaje. Santiago del Estero fue la primera provincia en ser visitada: el destino fue la Escuela N° 1.202 Vicente Antonio Díaz, ubicada en el paraje Isla Verde de la ciudad de Loreto.
Sin embargo, no fue la única institución que recibirá la solidaridad matancera: la mercadería también será distribuida en distintas escuelas rurales, hospitales y unidades de pronta atención del monte santiagueño.
Los Veteranos y la solidaridad
“Estas comunidades viven en el campo, pero entendemos que la palabra ‘campo’ no es la misma que conocemos en Buenos Aires, donde se tiene una ruta cercana y se está rodeado de animales. Allá no crece nada, porque la tierra es salada. A lo sumo, un quebracho, lapacho o espinillo. El animal más resistente es la cabra porque no hay pastura ni agua potable, y la poca que hay es salada”, explicó Farina.
Las condiciones mencionadas, sumadas a los altos niveles de temperatura, que a veces superan los 50 grados, y la falta de luz, que se traduce en la carencia de internet o del uso de celulares, generan problemáticas como la falta de alimentación, sobre todo, en los niños. “De nada sirve recibir conocimientos si tenés la panza vacía”, definió Farina, y sumó: “Entendemos lo que les pasa porque también pasamos por muchas necesidades en la guerra. Cuando volvimos, fuimos discriminados por muchos años y entendemos lo que es la necesidad”.
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