Este jueves se armó un revuelo inmenso en el Gobierno porque alguien cercano al presidente Javier Milei sembró dudas de su viaje a Italia, a donde está invitado a participar de la cumbre del G7. También afirmaban que se daba de baja otra escala en Bürgenstock, Suiza. Y el argumento era que se quería quedar en el país para el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, el lunes 17, y para el de la Bandera, el jueves 20.

Las dudas entonces se imponían más bien sobre las excusas, porque en todo caso, la fecha patria en la que el Gobierno se preparaba hasta con un desfile militar es la del 9 de Julio, Día de la Independencia.

Al recapacitar el Presidente sobre su viaje al G7, del jueves 13 al sábado 15 próximos, puede decirse que Milei debutará en la escena multilateral. Quedará reducida igual si se suspende el viaje a Suiza, y la visita a Emmanuel Macron en París, prevista para el 19, que ahora queda en el limbo.

En el ir y venir de versiones contrapuestas, nadie arriesgaba este jueves por completo que se activará la visita a Suiza, en la que Estados Unidos y Europa promueven una cumbre de decenas de jefes de Estado y Gobierno -sin participación de Rusia- para apoyar una vez más a Volodimir Zelenski en su guerra de resistencia contra Vladimir Putin.

Suspender el viaje al G7 era más delicado y más sensible. Meloni es la aliada de Milei en Europa, y quien lo recibió con los brazos abiertos en el camino del libertario a ver al Papa Francisco, en febrero pasado. Ella y Benjamin Netanyahu, en Israel, fueron los únicos líderes con los que Milei se reunió en el exterior.

Este jueves, la preocupación llegó al embajador de Italia en Argentina, Fabrizio Lucentini, quien con Diana Mondino se movieron para dar vuelta la situación. La canciller habló con Milei sobre las versiones que habían salido de la propia Casa Rosada. El viaje nunca había sido suspendido del itinerario presidencial, pero alguien habló «demasiado». Y reforzó incluso la idea de que el Presidente está asustado con la crisis en torno a su ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, ciertas turbulencias en los mercados y el ríspido camino para que el Congreso le apruebe sus leyes.

Es conocido el gusto del presidente argentino por viajar y dar conferencias sobre economía. Viajes más bien privados que esquivan encuentros presidenciales. Participó y participa de foros económicos, pero no políticos. Un faltazo al G7 habría sido un desplante a la líder de la fuerza conservadora nacionalista, Hermanos de Italia.

Por cierto, en un reciente debate que hizo Francisco de Santibañes, presidente del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) entre Mondino y el Sherpa del G20, Federico Pinedo, se intentó vitalizar el inexistente interés de la Casa Rosada por este Grupo. Y la Canciller confió que se les estaba buscando bilaterales al Presidente con todos los mandatarios que fueran al G7.

El presidente libertario no mostró atención hasta ahora por la cumbre del Grupo de los 20, que este año se hará en Brasil, y su anfitrión será Lula da Silva. Pasaron cinco meses y Milei todavía no recibió a Pinedo.

En estos días trascendió que tal vez no habría espacio para bilaterales en el marco del G7. Pero la agencia Bloomberg reveló hace unos días -y sin que trascendiera- que la carismática Meloni estaba dispuesta “a organizar el primer encuentro presidencial” entre Milei y Lula, que se rechazan mutuamente y están en las antípodas ideológicas.

En Italia estarán los líderes del G7, el grupo de países occidentales más industrializados más Japón. Estarán Joe Biden, de EE.UU.; Macron, de Francia; Rishi Sunak, del Reino Unido, Olaf Sholtz, de Alemania, Fumio Kishida, de Japón; Justin Trudeau, de Canadá; más Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea.

Pero para Milei y cualquier presidente que entienda de política exterior es una vidriera aún mayor. Se espera la presencia del Papa Francisco, más la de los líderes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed Bin Zayed bin Sultan Al Nahyan; de Ucrania, Volodimir Zelenski. También al primer ministro indio, Narendra Modi, recientemente reelegido, y al sudafricano Cyril Ramaphosa.

Nunca antes Milei estuvo entre los líderes de las grandes potencias. Durante su asunción, el 10 de diciembre, vino el Rey Felipe VI, de España, ahora en una incómoda posición por la dura pelea entre el libertario y Pedro Sánchez. El mandatario más exótico que vino en diciembre fue Zelenski, a quien el Presidente siempre apoyó. Por eso, la suspensión de su viaje a Suiza – tampoco irá a Ucrania- no le caerá bien.

Otro tema que es un tembladeral, por lo disruptivo que resulta el presidente Milei para la política exterior, es su eventual participación en la cumbre del Mercosur, en Asunción.

El encuentro del Mercado Común del Sur está planeado para el 6 y 7 de julio. Y la de presidentes para el 8. Será la primera de Milei y la primera vez en la que podrá debatir en los plenarios con sus colegas Lula da Silva, de Brasil; con Luis Lacalle Pou, de Uruguay; con el anfitrión Santiago Peña, y al menos con Luis Arce, de Bolivia, que está en tren de ser Estado miembro en pleno. Esta situación lo sumergirá de la “nada” en el “todo” porque salvo con Santiago Peña, Milei no mantiene relaciones con ninguno de los otros vecinos. Algo inédito en la Argentina: un presidente que no se comunica con los vecinos.


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Por fmluzucom

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