El ascenso de Guillermo Francos a la Jefatura de Gabinete y la caída en desgracia de Nicolás Posse puso el ojo en los movimientos de la reducida cúpula del Ejecutivo libertario para determinar la sucesión en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y el futuro de sus fondos reservados, que los gobiernos suelen utilizar de manera discrecional.

Dentro de esta pelea en la que el influyente Santiago Caputo -asesor estrella de Javier y Karina Milei-, quiere quedarse con el manejo de los espías y poner al frente de los mismos a su amigo Sergio Neiffert -ex representante del Poder Ejecutivo ante la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR), sin experiencia en organismos de inteligencia conocida- hay un asunto muy grave que demuestra la debilidad estructural de la Argentina y en la que numerosos funcionarios y diplomáticos extranjeros consultados por este diario desde hace tiempo no dejan de mencionar: la forma desprolija, arbitraria y peligrosa con la que se eligen los agregados de AFI que se envían al exterior.

Con derecho a tener unos treinta y cinco aproximadamente, la AFI puede mandar al servicio exterior profesionales “encubiertos” con cargos diplomáticos, y con acuerdos con la Cancillería. Pero desde hace años, ahora incluso, el Estado está enviando amigos con premio, militantes, y hasta hijos o familiares de funcionarios, militares retirados, pero ninguno, o pocos, son agentes con carrera, entrenados para servir al país y detectar peligros internacionales o locales en el extranjero.

El caso de lo ocurrido con los enviados a China es un ejemplo. El académico Gustavo Girado y su segundo -cuyo nombre como el de otros agregados no se proporcionará en esta nota- fueron enviados a la embajada argentina en Beijing durante la gestión del ahora ex embajador Sabino Vaca Narvaja. Los mandó la Cancillería como agregados AFI. Así lo reconocieron a Clarín entonces. Además de escribir libros allí y dar clases sobre China, Girado no mostraba medallas en el espionaje para un lugar tan sensible, y en las últimas semanas se lo vio en las fiestas patrias de la Argentina, pese a que hay nuevo embajador allí: el diplomático de carrera Marcelo Suárez Salvia.

Se sabe que a Girado lo quisieron reemplazar desde la AFI por el académico Jorge Malena, también especialista en China y muy ligado a los sectores militares. Pero Malena rechazó finalmente la oferta. Todo el caso China es entre grave y un papelón. Pero no es el único.

Especialistas consultados por este diario reconocen la debilidad de Argentina en esta cuestión. Cuando no son agregados respetados, las agencias de servicios secretos en el país de destino no sólo no los reciben, sino que tampoco muestran interés por reunirse con ellos.

Que se sepa que son nombramientos de amigos o premiados sin experiencia es tan o igual de grave como cuando la ex interventora de la AFI de la presidencia de Alberto Fernandez, Cristina Caamaño, una ex fiscal de militancia ultrakirchnerista expuso los nombres de cantidad de agentes secretos, incluyendo a los que operaban en embajadas de alta sensibilidad como las de Oriente Medio.

Se sabe que los libertarios quieren volver a cambiar todo lo que fue en el pasado la SIDE y desde 2015 la AFI. ¿Alguien imagina que la CIA, o los servicios británicos, franceses, rusos, chinos o de cualquier otro gobierno serio mute permanentemente con los cambios de gobierno?

El control que Cristina Kirchner le dio a La Campora sobre los espías ya fue un primer gran descalabro. Y después, aunque Gustavo Arribas, el ex número uno de la agencia durante el gobierno de Mauricio Macri, recibió duras críticas, la relación con los Servicios Extranjeros volvió a recuperar la confianza y a fluir aceitadamente.

En los últimos días, mientras desde la oposición kirchnerista hicieron trascender que los errores o declaraciones políticos de Diana Mondino la hacían trastabillar en su cargo -Milei no tendría intención de un reemplazo-, la canciller recibió pedidos para encarar una nueva ola de nombramientos políticos en el Ministerio, entre ellos embajadores y enviados de AFI al exterior. El nombre de Posse da vueltas para un eventual traslado. Y su reunión secreta esta semana con Mondino alimenta esa versión.

Pero hay muchos nervios en la Cancillería a tal punto que hubo quienes le pidieron al jefe de Gabinete, Federico Bartffeld -que tiene planeado irse de embajador a Portugal este mismo año- que no le firme ningún pedido a la AFI hasta tanto decante la nueva estructura post Posse y post Silvestre Sívori, el fugaz jefe de los espías.

En cinco meses hubo una serie de pedidos para ocupar esos cargos con militares, varios de ellos retirados, sin conocimiento de tareas de inteligencia. Por ejemplo, en la embajada ante Arabia Saudita. En México. En San Pablo, se “arreglaron” con un empleado local. A Brasilia también querían enviar un uniformado. Otro a Paraguay. En Madrid, habrían elegido a uno de los despedidos de la ministra Sandra Pettovello que, a diferencia de otros casos fue recibido con los brazo abiertos por el embajador Roberto Bosch.

En el medio de los escandalosos nombramientos anteriores -hijos de embajadores o de secretarios de Estados que no superan los 30 años al lugar de agregados de AFI- un artículo del sitio Mendoza Online días atrás contaba la misma versión sobre el nuevo enviado de AFI a la embajada en España, donde en el pasado estuvo en el mismo puesto el hijo de un gobernador asesinado por su esposa.

«A Londres, de número 2, mandaron a la hija de un subsecretario, H.F., ex militar, también del grupo, que acaba de ingresar a un ostentoso cargo. La pusieron porque la chica vive en Londres —de hecho, aparece en su LinkedIn—, y le dieron un conchabo muy bien pago. Se llama Maria F.», señala la publicación de Mdza Online. Y agrega: «La más jugosa es la de Paraguay, donde la adjunta es esposa del agregado de Defensa en esa misma embajada. Se llama Celeste N.».

Y afirma que lo mismo ocurre con las otras delegaciones. Todas habrían «sido cooptadas por ex militares amigos de BH y CM, que llegaron de la mano de Sívori».

De ahí la lógica de los «consejos» a Mondino y Bartffeld para que no planten su firma en los envíos más polemicos.

Por fmluzucom

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