CÓRDOBA.- La mujer acusada de causar las muertes de sus dos hijos, de 15 y 17 años, ambos con discapacidad neurológica y motriz, fue trasladada desde la cárcel de Bouwer a un instituto psiquiátrico. Mientras la mantiene imputada por el delito de homicidio agravado por el vínculo, la Justicia investiga el eventual móvil: en ese sentido, no se descarta que la mujer los haya desconectado de los dispositivos electrodependientes a través de los cuales ambos adolescentes se alimentaban y mantenían sus signos vitales, y no se descarta que lo hubiera hecho en un estado de exaltación “mística o religiosa”.

Esta macabra posibilidad surge del hecho de que, cuando la policía entró en la casa del horror, en Alta Gracia, y encontró los cuerpos de ambos adolescentes –prácticamente esqueléticos, con el hedor propio de su avanzado estado de descomposición– dispuestos en el sillón de la sala principal sobre bolsas de consorcio negras, desconectados de los aparatos que los mantenían con vida, la madre y otra mujer estaban en otro cuarto “rezando”, como abstraídas de todo lo que ocurría.

Refuerza ese carácter “místico” el hecho de que los vecinos de la calle Pachamama, en el barrio Villa Camiares, en Alta Gracia. Un familiar de las víctimas habría sido quien alertó a las policías.fueron coincidentes en que era habitual que la mujer pusiera, a alto volumen, canciones religiosas.

La causa está en manos del fiscal Alejandro Peralta Ottonello, que en declaraciones a la prensa sostuvo que las muertes datarían de hace un tiempo”, eventualmente, entre dos semanas y dos meses. “Había dos tubos de oxígeno, es materia de investigación”, explicó el representante del Ministerio Público en relación con su condición de electrodependientes.

Los cadáveres, según indicaron fuentes judiciales, estaban en avanzado estado de descomposición y fueron enviados a la morgue para que se realicen las autopsias y los peritajes. Respecto de quién alertó a la policía, hay quienes dicen que podría haber sido un familiar, mientras que otros apuntan directamente al padre de los chicos.

Vecinos del lugar indicaron a El Doce que ambos adolescentes estaban en silla de ruedas y tenían una “alimentación especial”, a través de una sonda. Y aunque en el barrio “todos conocían” a la familia, dijeron que la madre “no era muy sociable” y tenía actitudes muy extrañas, como, por ejemplo, salir a la calle completamente cubierta, con su rostro tapado y apenas los ojos visibles, “como una musulmana”.

Los dos chicos vivían solos con su mamá, que estaba separada. La familia pasaba una situación económica “complicada”. El padre de los adolescentes –que habrían nacido con problemas de salud– es albañil y estaba separado de la mujer desde hace un año.

Entre los testimonios vertidos por los vecinos a la prensa, una mujer aseguró que le “sorprendía” que la madre de los menores “no salía nunca y decía que nadie más podía cuidar a sus hijos”. Una comerciante del barrio dijo que planteó la mujer solía poner un parlante afuera de la casa para pasar canciones religiosas o evangélicas a alto volumen, lo que en ocasiones motivaba a algunos vecinos a llamar a la policía.

En una ocasión, esa comerciante dijo que la mujer le dijo que ponía la música para “celebrar el milagro de que sus hijos aún estén vivos”.

Por fmluzucom