En Malvinas hubo un suboficial que hacía volar al gigantesco helicóptero Chinook… con un encendedor a gas.

Por: Nicolas Kasanzew

Su nombre es Daniel Marchi, tengamos en cuenta que este versátil helicóptero estaba dotado de una tecnología harto compleja. Tanto así que en la guerra de Vietnam su mantenimiento no fue confiado a los militares estadounidenses: lo realizaba todo un equipo especializado de la propia empresa fabricante, la Boeing. En Malvinas, en cambio, debían mantener en forma al AE520, comandado por el capitán Pedro Obregón, tan solo dos mecánicos, el Cabo primero Alfredo Romero, y el Sargento Daniel Marchi. Pero si no fuera por la inventiva de este último, el Chinook se hubiera visto impedido de realizar sus misiones de combate.

Es que falló el encendido de su turbina auxiliar, la APU, sin la cual no se prenden los motores grandes. Entonces, una y otra vez, Marchi sacaba la bujía de la turbina APU y la calentaba con su encendedor. En cuanto lo lograba, llamaba por radio a Obregón para que este rápidamente pusiera los motores en marcha.

Daniel siempre hacía algo más de lo que su deber le imponía. Lo cual no es otra cosa que la definición de héroe. Cuando durante la batalla de Darwin-Pradera del Ganso se dispuso el envío de tropas de refuerzo desde Puerto Argentino, el Chinook de Obregón estaba fuera de servicio. Sin titubear (y sin avisarle a su jefe) el sargento de 24 años se montó en uno de los helicópteros UH1H como artillero de puerta para participar de la riesgosa misión.

Con su invariable sonrisa, en extremo voluntarioso, siempre dispuesto a servir y a sacrificarse por el prójimo independientemente de su grado, durante el repliegue desde Monte Wall de las fracciones del Regimiento 4, Marchi ayudaba a los soldados a pasar sus bultos, como si fuera un conscripto más.

Palabras del Suboficial Mayor y Veterano de Guerra, Daniel Horacio Marchi.

Tengo el orgullo de haber integrado el grupo de combate perteneciente a la unidad más condecorada de Aviación de Ejercito»-dice pausadamente el Suboficial Mayor y Veterano de Guerra Daniel Horacio Marchi.

Su foja de servicios detalla que Marchi egreso de la entonces Escuela General Lemos en diciembre de 1976, y en 1977, fue destinado a la Compañía de Helicópteros de Asalto 601. La guerra del Atlántico Sur lo encontró con el grado de Sargento Mecánico de Vuelo a bordo del helicóptero Chinook CH47-C, matrícula AE 520, cuyo piloto era el Capitán Da Costa Silva, y el copiloto, el Capitán Pedro Ángel Obregón, contando como tripulante con el Cabo Primero Mecánico Alfredo Romero. La citada máquina pertenecía a la Compañía de Asalto «A» del Batallón de Aviación de Combate 601, cuyo jefe era el Teniente Primero Enrique Argentino Magnaghi. «Cruzamos con dos Chinook a Malvinas l 18 de abril»-expresa Marchi y continúa con su relato-.

«Nuestro aparato, de gran porte, transportaba carga, municiones, tropas, desplazaba Unimogs y cañones de 105 mm a las posiciones requeridas. Pero todo cambio dramáticamente el 1º de mayo, al iniciarse los ataques ingleses.

Después la mañana del 21 de mayo en Monte Kent, resultamos sorprendidos por un duro ataque por parte de los aparatos británicos que, con pasadas rasantes y el nutrido fuego de sus cañones Aden de 30 mm, dejaron como saldo un Bell UH 1H (el EA 418) y un Chinook destruido (no el que yo tripulaba). Nos arrojamos al suelo, mientras las ráfagas de balas pasaban sobre nuestras cabezas, en aquella situación límite que nos tocó vivir. En otra ocasión, el 12 de junio, mientras cargábamos el Chinook, fuimos atacados con fuego de morteros.

Recuerdo como temblaba el suelo de turba, ante los proyectiles que caían peligrosamente sobre nosotros. Al rememorar esos días de misiones y combates, tengo en claro que éramos como una familia. Todos poníamos el hombro en pos de la meta común. Teníamos a nuestro cargo a 15 soldados conscriptos, que cumplían funciones de apoyo de vuelo, cargaban combustible, estilaban las cargas que debíamos transportar y también eran artilleros, si la ocasión lo requería, entre otras tareas.

¡Con que ganas peleaban esos pibes!

Desde aquí les rindo homenaje al coraje y la entrega que demostraron. Entre ellos, estaban el Soldado Conscripto Antonio Emilio Falcón, que posteriormente escribiría «Ángeles sobre la turba», un trabajo excelente y pormenorizado sobre aquellos ásperos días de batalla. Nueve UH-1H, cinco «Pumas», dos Chinook y tres A-109 Augusta llegaron a Malvinas y ninguno regreso al continente. Varios fueron destruidos y otros resultaron capturados por el adversario inglés. Tuvimos tres bajas, que nos golpearon duro (los Tenientes Fiorito y Buschiazzo y el Sargento Di Motta).

Nuestras tripulaciones y sus máquinas de combate surcaron una y otra vez los cielos de Malvinas cumpliendo las misiones asignadas, sin aflojar, pese a las condiciones desventajosas del teatro de batalla, y, cuando los motores se silenciaron y las palas de nuestros helicópteros quedaron inmóviles, se habían ganado el merecido reposo del guerrero, que ha sabido cumplir hasta el final con su cometido. La batalla nos fue adversa, es cierto, pero los que peleamos en aquellas jornadas sentimos que no hay derrota, ni de la justa causa de nuestra soberanía ni tampoco, y mucho menos, de nuestro animo. Porque, mientras cualquiera de nuestras maquinas se encuentre en acción, los cielos que patrullan y defienden seguirán siendo argentinos».

Hombres y nombres de nuestra historia que todos merecen conocer y no olvidar.


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