Mientras que solo tres localidades tuvieron «puntaje ideal», los municipios de Comodoro Rivadavia, Concepción del Uruguay, Rafaela, Río Gallegos y Venado Tuerto tienen semáforo “rojo”, por lo que el riesgo epidemiológico sigue siendo muy alto como para retomar cualquier tipo de actividad presencial. El resto de los municipios observados tienen semáforo “amarillo”, es decir que presentan un nivel mediano de riesgo. Estos municipios son Bahía Blanca, Chilecito, La Matanza, Olavarría, Pinamar, Rosario, Rosario de la Frontera, Santa Rosa, Ushuaia y Vicente Lopez. De acuerdo al índice oficial, en todos ellos se debería avanzar en una apertura parcial.
El texto tiene fue escrito por Guadalupe Rojo (Centro de Estudios para el Desarrollo Humano de la Universidad de San Andrés), Víctor Volman y Federico Braga, mientras que se subraya que el mismo debe ser complementado con otras condiciones requeridas para la reapertura de escuelas, como factores estructurales y organizativos.
Esta modalidad «semáforo» fue desarrollada por el Consejo Federal de Educación y permite evaluar el riesgo epidemiológico que implicaría el desarrollo de actividades presenciales en las escuelas dependiendo de la zona, con las claves utilizadas siendo los niveles de transmisión, aumento de casos en las últimas semanas y porcentaje de ocupación de terapia intensiva en cada municipio.
Para cada uno de los tres indicadores clave –nivel de transmisión, aumento de casos y porcentaje de ocupación de terapia intensiva–, la resolución del CFE establece tres niveles: bajo, medio o alto. Estos son representados por los “colores del semáforo”, con los niveles en rojo significando el riesgo alto, los amarillos el riesgo mediano y los verdes el riesgo bajo.
Además, en el mismo se explica que las localidades que estén en verde podrán retomar las clases de forma semipresencial, con un retorno progresivo y escalonado, las que estén en amarillo podrán realizar actividades no educativas y las que están en rojo aún no pueden retomar la presencialidad de ninguna manera.
Guadalupe Rojo, autora del informe, aseguró: “ El mayor desafío que vemos es la disparidad de acción entre instituciones educativas, incluso dentro de un mismo municipio. Cuando las familias ven que algunos chicos retoman contacto con sus docentes y compañeros, y otros (por ejemplo, vecinos del mismo barrio) no lo hacen, es natural que hagan una lectura de injusticia y arbitrariedad”.
Por otro lado, también agregó: “Debemos pedir objetividad para los criterios por los cuales una escuela decide no retomar actividades de revinculación, aun cuando el semáforo de su municipio está en amarillo. Y si se trata por ejemplo de problemas de infraestructura edilicia, el Estado debe aportar soluciones para facilitar la apropiación del espacio público: parques, veredas e incluso calles ”.