Biden seguía ayer a solo 17 de los 270 electores que un candidato necesita para ganar la Presidencia de Estados Unidos, una cifra que alcanzará ganando en cualquiera de los cinco estados donde aún seguía el escrutinio y donde todavía no había sido proyectado un vencedor: Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Arizona y Nevada.
Al respecto, Trump dijo que estaba en camino de ganar Arizona y que podría perder en Georgia.
En este último estado, un juez rechazó una demanda interpuesta ayer por la campaña del magnate para que se frenara el recuento hasta que se desecharan votos recibidos por correo.
En Pensilvania, la Justicia decidió frenar el escrutinio y luego la Corte Suprema lo reactivó. Aún se estaban analizando recursos presentados por la campaña del presidente, pero el conteo continuaba y la tendencia todavía favorecía al mandatario, aunque Biden achicaba la brecha.
Carolina del Norte detuvo su escrutinio hasta la semana próxima, pero la atención no está puesta allí, donde Trump mantiene una ventaja también pequeña, pero con mejor proyección.
Aunque los principales medios ya proyectaron a Biden como ganador en Michigan, la campaña de Trump había intentado el miércoles frenar ese escrutinio en los tribunales, pero, como en Georgia, su pedido fue rechazado.
Pese a estos reveses, referentes republicanos cercanos al mandatario interpusieron ayer una nueva presentación judicial, esta vez en Nevada, para que se detenga el conteo de miles de votos que ven como “ilegales”.
En conferencia de prensa en Las Vegas, el exfiscal general de Nevada Adam Laxalt y el exdirector nacional de inteligencia Ric Grenell dijeron que miles de personas votaron en Nevada pese a que ya no residen en el estado.
Los resultados finales podrían demorar días en conocerse.
A lo largo del día, Trump, de 74 años, dejó claro una y otra vez que no aceptará la derrota sin cuestionarla tanto en lo discursivo como en lo judicial.
En este contexto de incertidumbre y denuncias, un silencio que cada vez se hace más evidente es el del Partido Republicano nacional y sus dirigentes.
Hasta ahora, ningún líder del oficialismo, por fuera del círculo íntimo del presidente, apoyó públicamente las denuncias de fraude o llamó a anular votos. Por el contrario, Trump sumó ayer una nueva voz crítica. El jefe de una misión de observadores electorales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) acusó a Trump de “flagrante abuso de poder” por haber pedido la interrupción del recuento de votos de las elecciones presidenciales de esta semana antes del fin del proceso.
“Lo que es verdaderamente perturbador, es que el jefe de Estado norteamericano haya pedido el fin del recuento desde la Casa Blanca, es decir, con todos los símbolos del poder a su alrededor, debido a su supuesta victoria, dijo el diputado alemán Michael Georg Link al diario Stuttgarter Zeitung.
En ese marco, la red social Facebook cerró un grupo integrado por partidarios de Trump quienes hacían “preocupantes” llamados a la violencia e incitaban a interrumpir el conteo de votos de las elecciones en las que el mandatario aspira a un segundo gobierno.
“En línea con las medidas excepcionales que estamos tomando durante este período de mayor tensión, hemos eliminado el grupo ‘Stop the Steal’ (Detengan el Robo), que estaba creando eventos en el mundo real”, explicaron desde la plataforma. El grupo “Detengan el Robo” (de votos) había alcanzado esta tarde casi 350.000 miembros. El diario The Washington Post, pedía salir a la calle para proteger lo que llamaba la “integridad” del voto y alentaba las donaciones para enviar a partidarios a estados clave como Georgia y Pensilvania. Algunos de los comentarios publicados allí sostenían que el país estaba “al borde de una guerra civil” y preguntaban cómo “derrocar al Gobierno”, replicó el diario.