A nadie le gusta enfermarse, ni menos tener que lidiar con insectos que pueden traer aparejado otras enfermedades y plagas. Lo mismo les pasa a las plantas, y se complica cuando están una al lado de la otra, conviviendo todas juntas debido a que si una enfermedad se presenta en una planta, todas corren el riesgo de contagiarse y perjudicar toda la producción.

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En un vivero se debe tener recaudo en todas las etapas productivas, desde saber de dónde vienen las semillas que se siembran, hasta los manejos de las herramientas y los cuidados que requieren las plantas. Toda prevención es bienvenida. Pero puede pasar, y es común que lo haga, que ciertos insectos están buscando nuevos nichos para instalarse y cumplir con su ciclo de vida. En primavera, los brotes jóvenes y los pimpollos de flores, son los más propensos a que sean atacados por pulgones y áfidos (géneros Aphis y Myzus sp.). Por eso debemos estar atentos ante cualquier síntoma que se nos presente en nuestro lote de producción.

Manchas foliares, clorosis, caída anticipada de hojas, aborto de flores, podredumbres y hojas comidas, son algunos de los sintomas más comunes que se pueden presentar en esta época. Si prestamos un poco más de atención, veremos junto a estos síntomas, los causantes de estos daños.

La semana pasada, tuvimos la visita de dos especialistas en control de plagas y enfermedades del INTA Castelar, quienes recorrieron los sectores del vivero y nos fueron contando de los cuidados que debíamos tener a la hora de producir. Nos mostraron los métodos de monitoreo de insectos, nos explicaron las posibles causas de podredumbre de esquejes y nos facilitaron técnicas de manejo de sustratos.

La bioquímica y especialista en sanidad vegetal, Marisol Alderete, nos comentó sobre las técnicas de eliminación de esporas, hongos y malezas que pueden estar de forma latente en los sustratos que se usan en los almácigos de producción. Nos explicó los pasos a seguir para realizar una correcta solarización de la tierra (y otros sustratos) para bajar la carga patógena que podrían traer y evitar la propagación de enfermedades o malezas.

Plantines en almácigos

Marisol nos cuenta: “Este método requiere que el sustrato esté humedecido y expuesto a la radiación solar el máximo tiempo posible, así eleva su temperatura entre los 35 a 50 °C y elimina los patógenos que se encuentran en los primeros 30 cm de suelo” .

Por otro lado, el Ing. Agr. Nicolás Borrelli nos explicó sobre los beneficios que tiene el aporte de abono orgánico a las plantas y lo comparó con los fertilizantes químicos. Nos contó que al fertilizarse con las enmiendas orgánicas, las plantas crecen más fuertes y son más resistentes frente al ataque de plagas, ya que la elaboración de proteínas en su epidermis hace que sus barreras de defensa sean más fuertes y duraderas, dificultando la entrada de hongos o la defoliación por insectos. “Esto se explica por la calidad de la proteína que elabora la planta a través de los nutrientes provenientes de los abonos orgánicos y su disponibilidad a lo largo del tiempo, a comparación de los fertilizantes químicos donde los nutrientes están rápidamente disponibles, haciendo que las hojas y raíces sean menos fortalecidas, pero de mayor tamaño lo cual las hace más llamativas para el ataque de insectos”.

Ing. Agr. N. Borrelli explicando el monitoreo

Luego de una recorrida por los invernáculos del vivero, los especialistas quedaron conformes y se sorprendieron al ver el estado de las plantas y las pocas plagas que encontraron. Esto se podría explicar porque la fertilización de los plantines y los sustratos que se utilizan en la producción, son netamente enmiendas orgánicas lo que les aporta rusticidad y evita la aplicación de productos químicos para su cuidado. Además, destacaron la importancia de contar con plantas espontáneas que crecen libres y sin restricción por el predio. Nicolás, nos comentó sobre el efecto que tienen estas plantas al albergar insectos benéficos como las avispas, crisopas, moscas, ácaros, entre otros, que son enemigos naturales de los insectos que perjudican la producción en un vivero. Este control biológico hace que la presencia de plagas en los invernáculos y en las áreas de producción al aire libre, sea muy baja.

Estas plantas espontáneas, hacen de segunda barrera de defensa evitando que lleguen a las plantas de interés productivo para nosotros. Las especies que más influyen en el control biológico son las que pertenecen a la familia de las Asteráceas, como las margaritas, diente de león, manzanillas, cerrajas, y más. Las Gramíneas y las Boragináceas también forman parte de las familias que hospedan insectos benéficos.

Especies espontáneas

El cuidado de estas especies y su incorporación al manejo integrado de plagas hicieron que en el vivero no se hayan detectado enfermedades comunes o que la merma en la producción sea relevante.

La importancia de conocer su rol en el ecosistema es fundamental para mejorar el cuidado del medio ambiente y evitar usar productos en vano.

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Por fmluzucom

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