Fake news, polarización, discursos de odio… la capacidad de injerencia de las redes sociales en la arena política está en el centro del debate internacional, y quedó particularmente expuesta en la campaña presidencial estadounidense a través de la disputa entre Donald Trump y las grandes plataformas tecnológicas. Como consecuencia de la discusión abierta, estas compañías decidieron adoptar estrategias para asumir un rol más activo o, según los críticos, para lavarse la cara. ¿Es la regulación de la circulación de contenidos la solución a estos problemas? ¿Cuáles son los riesgos de que quede en manos de las propias big tech?

Por fmluzucom

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