En las últimas semanas, diversos sectores de aquél Cambiemos se aprestaron a consolidar contactos formales e informales con el mundo libero-conservador. Patricia Bullrich, como presidenta actual del PRO, encabeza las acciones más visibles. Dando gala de su gran experiencia política, ha sostenido a lo largo del tiempo una agenda de creciente participación en foros liberales, principalmente organizados por la prestigiosa Fundación Libertad de Rosario, que parece profundamente interesada en obrar de activo vaso comunicante con los actores más dialoguistas de ambos espacios.

Así es como la exministra de Seguridad, se ha dejado ver con sistematicidad estratégica junto a potenciales candidatos del sector en pugna, como el excandidato a presidente, Ricardo López Murphy y el reconocido economista, Roberto Cachanosky, quien suele abrevar en las aguas del Partido Demócrata. En este sentido, a pesar de la renuencia de ambos en reconocer la potencialidad de una acción conjunta con el espacio de Mauricio Macri, lo cierto es que en política todo es símbolo, y si una palmada en la espalda ya puede ser considerada una aprobación manifiesta, el compartir un escenario, una entrevista o una mesa de café (foto pública mediante) es casi una declaración fáctica de amor. Así, de hecho, lo expresaron eufóricos en un grupo de Whatsapp allegados a la exministra, cuando ésta confirmó el encuentro con Cachanosky: “Si ahora lo juntamos con (Ricardo) López Murphy, tenemos en el saco a los liberalotes”.

Sin embargo, los intentos de captar a este sector no están liderados únicamente por Bullrich. Los rumores indican que el ex UCeDé, Emilio Monzó, también se habría propuesto institucionalizar una llegada estratégica al sector liberal a través de jóvenes cercanos al ex Secretario de Cultura y Medios de Comunicación de la Alianza, Darío Lopérfido. Este último, supo lanzarse como Diputado en 2019 por el frente Mejorar, para pocas semanas más tarde y sin demasiadas explicaciones, declinar su candidatura a partir de una reunión con Mauricio Macri y el ex Jefe de Gabinete, Marcos Peña.

Que Bullrich o Monzó intenten un acercamiento con el libero-conservadurismo no sorprende. Su prosapia política les permite la jugada y su experiencia les habilita al mismo tiempo la capacidad de ser efectivos en el intento. Lo que sí ha resultado sorpresivo en las últimas horas, es que la empresa también haya sido propuesta por la ex Gobernadora María Eugenia Vidal, a través de su entorno más cercano. Lo singular de esta intentona, surge a partir de la resistencia que el sector que todos pretenden seducir, suele tener para con Vidal, a quien relacionan con un discurso keynesiano o social demócrata. Del mismo modo, el rechazo para con la exgobernadora de parte del libero-conservadurismo, se intensifica por su profunda cercanía con Horacio Rodríguez Larreta, a quienes muchos ven como un adversario absoluto, por sus políticas proclives al progresismo y al aumento del gasto público.

En el extremo opuesto a la posibilidad de todo diálogo con la ex alianza de gobierno, siguen manteniéndose el ex candidato a la presidencia, José Luis Espert y su vice, Luis Rosales, a quienes en las últimas semanas se unió el mediático economista, Javier Milei. Esta última incorporación, ha facilitado que finalmente Espert logre presencia creciente en la calle y así lo ha demostrado a partir de múltiples apariciones públicas en plazas y barrios de la Capital y el Conurbano. Aun así, es todo un interrogante el saber hasta qué punto logrará el economista, conocido por su escasa paciencia, soportar la popularidad creciente de Milei, si éste comienza a socavar con su carisma la base de sustento político construida por Espert, el pasado año.

De igual modo, en la misma orilla de quienes se muestran absolutamente reacios a toda alianza con el exoficialismo, se ha sumado el abogado mediático y ex concejal por la Ciudad de Buenos Aires, Carlos Maslaton, quien no solo ha anunciado su intención de probarse en las legislativa de 2021, sino que ya afirma con su característica facilidad para las definiciones polémicas, que llegará a la presidencia para “poner al país de pie”, en 2023.

Por ahora, lo cierto es que la vedette de moda coquetea con todos y se define por ninguno, mientras los militantes más radicales del sector sufren la angustia de no saber qué camino seguirán sus referentes, y los más afines al diálogo, se ilusionan con integrar una gran alianza del gobierno que, esta vez, sí contemple su inclinación liberal.

(*) Analista y Director de mentorpolitico.com (@triunfalibertad)

Por fmluzucom

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