Cuando todo hacía prever que los días posteriores a la elección serían tensos y hasta violentos, la contundente victoria del Movimiento Al Socialismo, reflejada en la madrugada por todas las bocas de urna, transformaron en un trámite el escrutinio definitivo y el ganador Luis Arce estrenó los atributos de presidente electo, en tanto el Gobierno de facto se replegó y asumió la derrota.