Hace unos años, mi hermana menor, Heather, tuvo migrañas durante un mes. Por lo general, durante el día lograba cumplir con sus obligaciones como maestra, pero a la noche se refugiaba en una habitación oscura para que la luz no empeorara su malestar. Para distraerla de la ansiedad y el dolor, le ofrecí leerle en voz alta por el altavoz del teléfono mientras ella cerraba los ojos.

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Todas las noches, hasta que sus migrañas finalmente desaparecieron, le elegía un libro: un cuento de Jane Gardam, un ensayo de Samantha Irby. Heather dijo que mi voz la tranquilizaba y le recordaba a nuestra infancia, cuando le leía historias. En ese momento nuestra diferencia de cinco años de edad parecía mucho mayor que ahora.

Y al igual que Heather, me di cuenta que yo también esperaba con ansias la hora del cuento.

“Cuando pensamos en leer en voz alta, a menudo lo asociamos con algo infantil”, dijo Kate DiCamillo, autora de Because of Winn-Dixie, quien ganó la medalla Newbery por libros para niños, y está próxima a lanzar el cuento “Ferris”. “Pero los adultos también necesitan escuchar historias en voz alta”, comentó la escritora.

En cada participación que hace en algún evento de libros, DiCamillo insta al público a leer con otros adultos. “Es un acto de amor leerle a alguien”, me dijo esta escritora. Según expresó, se crea una sensación en la que te sentís “casi arropado; es como si todos bajaran sus defensas y estuvieran juntos en la historia”.

Muchos de nosotros aprendimos a disfrutar de que nos lean un cuento cuando éramos niños, “bajo el brazo de quien te está leyendo, y es ahí donde comienza la lectura ideal”, dijo Maryanne Wolf, investigadora y académica de la Escuela de Educación y Estudios de la Información de UCLA, y autora de Reader, Come Home: The Reading Brain in a Digital World.

En la edad adulta, “puede que no nos pongamos bajo un brazo físico, pero nos ponemos bajo un brazo emocional”, expresó la Dra. Wolf.

Investigaciones sugieren que el acto de leer en voz alta también puede beneficiar al lector al mejorar la memoria, la función cognitiva, la concentración y el estado de ánimo.

“Pero los adultos han dejado esta práctica de lado”, sostuvo la Dra. Wolf. A continuación, una guía de cómo volver a leer un cuento en voz alta.

1) Arrancar con algo breve

“Elegí una persona con la que te sientas cómodo”, sugirió DiCamillo. Lo ideal, dijo, es empezar con un pasaje breve: un ensayo o poema. Y recomendó cualquier volumen de la antología Poem a Day: A Wide Range of Classic and Modern Poems.

En el acto de leer se transmiten emociones y cariño

Si estás listo para probar cuentos cortos, Binocular Vision, una colección de Edith Pearlman, “es espectacular para leer en voz alta”, dijo DiCamillo. También recomendó Peace Like a River, un libro con varios capítulos de Leif Enger.

2) Encontrar cualquier oportunidad para leer

“Podés leerle a tu pareja antes de acostarte o a tu familia durante el desayuno”, sugirió DiCamillo. “Si todas las mañanas el libro está ahí, en la mesa de la cocina, en los momentos en que están todos ahí, les podés leer un capítulo”, expresó.

Otra recomendación de DiCamillo es llevar un libro siempre encima cuando se visita a alguien en el hospital o en geriátrico. “Si esa persona siente dolor o tiene dificultad para concentrarse, probá con leerle un cuento infantil”, aconsejó la escritora.

3) Concentrarse en su conexión en lugar de pronunciar cada palabra correctamente

Para la Dra. Wolf, normalmente pensamos en la lectura “como una actividad cognitiva y lingüística”. Pero también menciona que activa áreas de nuestro cerebro “que desarrollan nuestra capacidad de ir más allá de nosotros mismos y empatizar con los pensamientos y sentimientos de los demás”. En el acto de leer, añadió, “estamos transmitiendo emociones y cariño”.

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Y aunque leer en voz alta puede hacer que algunos de nosotros nos sintamos intimidados, DiCamillo sugirió que lo mejor para cuando esto ocurre, es recordarse a uno mismo que lo que está haciendo no es un examen y que no hay que preocuparse por si se traba con alguna palabra.

Leer en voz alta, comentó la escritora, es una manera profunda de conectar con alguien. “Te estás ofreciendo al otro y no tiene por qué ser perfecto”.

¿Necesitas más inspiración? Le pedí a dos novelistas sus selecciones favoritas para leer en voz alta.

1) Maurice Carlos Ruffin, autor de The American Daughters, eligió el cuento de Deesha Philyaw, Peach Cobbler, que aparece en su colección The Secret Lives of Church Ladies.

“Philyaw es nuestro actual maestro del cuento”, dijo Ruffin.

2) Celeste Ng, autora de Our Missing Hearts, recomendó Howl’s Moving Castle de Diana Wynne Jones.

“Cuando supe que mi marido nunca había oído hablar de uno de mis libros favoritos de la infancia, desenterré mi copia antigua”, contó Ng. “Durante una semana, nos turnamos para leerlo y me alegra poder decir que se conserva maravillosamente”.

Por Jancee Dunn


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