
El asalto al Capitolio por seguidores de Donald Trump hizo que se reiterara que eso no tenía antecedentes en Estados Unidos, y que esas movilizaciones violentas eran cosa de otros países, especialmente del Tercer Mundo. Esos actos eran típicos de la izquierda y el populismo, pero no de adherentes al partido Republicano, con intenciones de cometer un magnicidio, y con consignas que eran banderas extremistas de los sectores blancos, pobres y desempleados. Allí el ultraderechista Q Shaman, con gorro de piel con cuernos y vestido como el último de los mohicanos, se convierte en insólito líder. “Con un aura de incorrección y novedad las derechas alternativas están protagonizando una revolución en la política occidental. Orgullosas, levantan las banderas de la indignación y la rebeldía que eran, hasta hace un tiempo, marca registrada de la izquierda, mientras la izquierda se mueve entre el desconcierto y el gesto despectivo, y se abroquela en la corrección política”. Las frases más fuertes, la necesidad de acabar con él Estado y cambiar el mundo suelen salir de miembros de esa nueva derecha que cuenta con una insospechada variedad de representantes, como Alt-right (derecha alternativa), Incel (Machos beta), Libertarios, MAGA (Make America Great Again), etcétera.